1. Saludo:
A veces hemos instalado tan alto la figura de María que nos cuesta contemplarla en la realidad cotidiana. Lo cierto es que, María, hizo de su hogar lo que tanto de nosotros intentamos con el nuestro: una oportunidad para el trabajo, el afán de superación, el sacrificio, la preocupación o la familia.
¿Qué pensaría María mientras secaba las ropas del Niño? ¿Qué pensaría María mientras, a través de la ventana, veía a José trabajar en la carpintería? María, en su hogar, actuaría como tantas de nuestras madres y padres lo hacen en nuestras familias: con delicadeza y con responsabilidad.
- Sufrió, como cualquier madre sufre cuando el hijo no responde o se pierde
- Sufrió, cuando escuchó ciertas críticas sobre Jesús
- Sufrió, en la muerte de San José
- Sufrió, cuando Jesús se complicaba más y más, su vida por el Reino.
Sólo, con la delicadeza que se desprende de lo poco que sabemos de María a través de las Escrituras, podemos concluir que María hizo frente a tantas situaciones buenas o negativas que se le presentaron.
María, para nosotros, es ese nombre que produce paz en el que lo pronuncia, calma en el que lo reza o sentimientos de delicadeza en el que lo recuerda.
Por ello mismo, caminando hacia Pentecostés, pidamos a Dios por intercesión de la Virgen María, que sepamos actuar siempre con delicadeza.
¿Cómo tratamos nosotros, por ejemplo, la Eucaristía? ¿Comulgamos conscientes de lo que recibimos? ¿Escuchamos, previamente, y con atención, la Palabra de Dios?
2. Meditación:
ERES, MARÍA;
delicadeza en la dureza, delicadeza cuando asoman las pruebas
delicadeza cuando llama Dios, delicadeza cuando te llaman los hombres.
Eres, María;
delicadeza en el trato con Dios, delicadeza con las necesidades de los hombres.
Eres, María;
delicadeza para embellecer nuestra fe, delicadeza para profundizar en nuestra oración
delicadeza que nos ayuda en la Eucaristía. delicadeza para escuchar la Palabra de Dios.
Eres, María;
flor delicada y cortada para Dios, flor con aroma de servicio
flor sin miedo a la espina de dolor, flor que, cuanto más se aprieta, más fragancia ofrece.
Eres, María;
delicadeza que se compromete, delicadeza que sabe darse
delicadeza que sabe respetar, delicadeza que sabe amar.
Eres, María;
un jardín donde crece la flor del gusto tal vez, por eso mismo, no quiso pasar de largo.
3. Oración:
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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