Queridos hijos, alegraos, pues vuestros nombres ya están escritos en el Cielo. Las glorias de este mundo pasan, pero aquello que Mi Señor reservó para los justos jamás pasará. Buscad los Tesoros del Cielo. Mi Jesús os ama y os espera. Soy vuestra Madre Elevada al Cielo en Cuerpo y Alma. El Señor Me ha llenado de Su Gracia y Yo fui fiel a todo aquello que Él Me confió. Como ya dije en el pasado, Mi Cuerpo no ha sido alcanzado por la muerte, sino que he sido elevada al Cielo a la Presencia de Mi Jesús por los Ángeles. Os pido que mantengáis encendida la llama de vuestra fe. Vuestra caminada es llena de obstáculos, pero el Señor está siempre con vosotros. En las más difíciles pruebas, Él actuará y mostrará Su Brazo Fuerte. Testimoniad el Evangelio. No tengáis miedo. Imitad el ejemplo de Juan que, aún en medio a gran persecución, no retrocedió; encarcelado, torturado y llevado a la Isla de Patmos, permaneció fiel a Mi Hijo Jesús. Muchas veces no sois capaces de comprender los Misterios de Dios, pero no retrocedáis. Suceda lo que suceda, Mi Jesús estará siempre presente en vuestras vidas. Juan fue escogido para escribir cosas misteriosas. A él le fue permitido contemplar Mi encuentro con Jesús, encuentro definitivo y eterno. Sabed que Yo os amo e intercedo por vosotros. Lo que aún no podéis comprender, aún será revelado. El libro continúa abierto. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.
Fuente: https://www.apelosurgentes.com.br/es-es/mensagens/
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