CORONILLA A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

 


 

 

Presentamos esta coronilla a las Almas del Purgatorio, breve y simple de rezar, para que nos unamos cada día al pedido que Jesús le hizo a tres almas santas: a Santa Gertrudis la Grande, a Santa Faustina Kowalska y a Sor Maria Consolata Betrone. A estas tres esposas Jesús les pidió especial devoción por las almas purgantes, les mostró los sufrimientos de las almas en el lugar de la purificación, les enseñó el misterio del purgatorio, y también les entregó oraciones para realizar por las almas.

 

Conjugando las revelaciones que Jesús hizo a estas tres almas es que surge esta Coronilla la  cual, se reza con las cuentas de un Rosario tradicional.

 

Por la señal de  la Santa Cruz,
de nuestros  enemigos:
Líbranos, Señor,  Dios nuestro;

En el nombre  del Padre, del Hijo, y del Espíritu  Santo. Amén.

 

 

Oración (Se repite tres veces)

Oh Sangre y Agua, que brotaron del Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, en Ustedes confío. 

 

Padrenuestro, Avemaría y Credo.

 

En las cuentas del Padre Nuestro se hace esta Jaculatoria:

Padre Eterno, te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, en unión con las Misas celebradas hoy en todo el mundo, por las Benditas Almas del Purgatorio, y por los pecados y pecadores del mundo entero.

 

En diez cuentas del Ave María se reza:

Jesús, María os amo, salvad las almas.

 

Al final de las 5 decenas se reza tres veces esta jaculatoria:

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

 

En el nombre  del Padre, del Hijo, y del Espíritu  Santo. Amén.

  

 

Oración por los difuntos
(dictada a María Valtorta)

 

Escrito del 24 de octubre de 1944.

 

...escribo todo lo que Jesús dicta:

 

"Llega el mes dedicado a los difuntos. Ruega así por ellos:

 

¡Oh Jesús!, que con tu gloriosa Resurrección nos has mostrado cómo serán eternamente los 'hijos de Dios', concede la santa resurrección a nuestros seres queridos, fallecidos en tu Gracia, y a nosotros, en nuestra hora. Por el sacrificio de tu Sangre, por las lágrimas de María, por los méritos de todos los Santos, abre tu Reino a sus espíritus.

 

¡Oh Madre!, cuya aflicción finalizó con la alborada pascual ante el Resucitado y cuya espera de reunirte con tu Hijo cesó en el gozo de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro dolor librando de las penas a quienes amamos hasta más allá de la muerte, y ruega por nosotros que esperamos la hora de volver a encontrar el abrazo de quienes perdimos.

 

Mártires y Santos que estáis jubilosos en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a Dios, y una fraterna a los difuntos que expían, para rogar al Eterno por ellos y para decirles a ellos: 'He aquí que la paz se abre para vosotros'.

 

Amados, tan queridos, no perdidos sino separados, que vuestras oraciones sean para nosotros el beso que añoramos, y cuando por nuestros sufragios estaréis libres en el beato Paraíso con los Santos, protegednos amándonos en la Perfección, unidos a nosotros por la invisible, activa, amorosa Comunión de los Santos, anticipo de la perfecta reunión de los 'benditos' que nos concederá, además de gozarnos con la visión de Dios, el encontraros como os tuvimos, pero sublimados por la gloria del Cielo".

 


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