DÍA DE LA SANTA CRUZ, DEVOCIÓN DE LOS MIL JESUS Y LAS NUEVES SALUTACIONES A LA SANTA CRUZ EL 03 DE MAYO

 

 

 

Hoy la Iglesia católica celebra el día de la Santa Cruz - fiesta de la Cruz de Mayo, o de las cruces como memoria de aquel madero donde murió Jesús, y que desde siempre ha sido considerado el signo más significativo del cristiano. No en vano el mismo San Mateo en su evangelio hizo referencia a ella: "Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria".

 

El origen de esta celebración, que en la actualidad es una fiesta popular con diferentes manifestaciones en varios países del mundo, data del siglo IV en tiempo de Constantino I el Grande, de quien se dice, antes de enfrentarse a los bárbaros a orillas del Danubio, tuvo una visión en el cielo de una cruz que encima decía "Con esta señal vencerás". La historia, que para algunos tiene un matiz legendario, dice que Constantino de inmediato mandó construir una cruz que fue puesta frente a su ejército, y que venció sin problema al ejército enemigo.

 

Más adelante, continua la historia, fue el mismo Constantino quien encomendó la misión a su madre, hoy Santa Elena, de buscar la verdadera cruz donde murió Cristo. En efecto así hizo la mujer, quien se dirigió a Jerusalén y con la ayuda de unos sabios sacerdotes encontró en el Monte Calvario 3 maderos ensangrentados.

 

Narra la tradición que para determinar cuál era la cruz en la que había muerto Jesús, pidieron a personas enfermas que tocaran una por una las 3 cruces, notando que una en particular sanaba a los enfermos.

 

Desde ese entonces -con el hallazgo de la cruz de Cristo, y con el deseo de Elena de conmemorar la fecha en la que fue encontrado este madero- se celebra en el mundo la Fiesta de la Santa Cruz.

 

La Fiesta de las Cruces en el mundo

Esta conmemoración tiene manifestaciones diversas en varios países del mundo. En España, por ejemplo, en la Fiesta de las Cruces, como se conoce en el país europeo, se elaboran cruces con flores, las cuales sacan en procesiones por las calles, y son, en ocasiones, acompañadas por pasos que cargan niños. En ciudades como Granada, las calles, plazas, patios y colegios son adornados con cruces de flores, en su mayoría con claveles rojos y blancos.

 

En Colombia también se acostumbra a elaborar cruces de mediano tamaño con hojas secas o flores, y en departamentos como Risaralda, Quindío y Antioquia existe la tradición de conmemorar el "Día de los Mil Jesuses", que consiste en repetir mil veces el nombre de Jesús, esto con la creencia que Dios los protegerá durante todo el año.

 

Por su parte, en Venezuela realizan lo que se conoce como los "Velorios de la Cruz de Mayo", una festividad que combina las tradiciones españolas con elementos indígenas y afro descendientes. Para la ocasión las personas adornan cruces con cintas y papeles de colores, para expresar, de forma alegórica, el deseo de quitarle a Jesús el dolor de su crucifixión.

 

En Perú, esta fiesta se vive de manera particular en la región de Tacna, ubicada al sur del país suramericano, donde diferentes hermandades, antes del 3 de mayo, elaboran cruces que son situadas en lo alto de los cerros de la zona, las cuales, una semana antes de la festividad, son bajadas y reunidas en la Catedral de Tacna para ser veneradas durante el mes de mayo por los fieles de la región.

 

 

Oración de la Santa Cruz: "Con este Signo vencerás" - dijo una voz celestial

 

Dios Todopoderoso que habéis sufrido la muerte en el árbol particular por todos mis pecados, ven conmigo Santa Cruz y Jesucristo, tened piedad de nosotros.

Santa Cruz de Jesucristo, aparta de mí toda arma cortante.

Santa Cruz de Jesucristo, vierte sobre mí todo bien.

Santa Cruz de Jesucristo, aparta de mí todo mal.

Santa Cruz de Jesucristo, procuradme salud.

Santa Cruz de Jesucristo, aparta de mí todo atentado de muerte.

Santa Cruz de Jesucristo, guardadme de accidentes corporales y temporales y que yo adore la Santa Cruz de Jesucristo para siempre.

Jesucristo de Nazareth Crucificado, tened piedad de mí por todos los siglos de los siglos.

Haced que el invencible espíritu maligno se aparte de mí.

Amen.

 

 

Sobre la Oración a la Santa Cruz:

Esta plegaria fue hallada en 1505 en el sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo y enviada a San Miguel en Francia.

Aquel que lea esta plegaria, que la oiga leer, que la publique o que la lleve encima, no morirá en pecado mortal, no se ahogará ni se quemará, ni ningún vecino le hará daño, ni tampoco caerá nunca en poder de sus enemigos y no será vencido en las batallas.

Una mujer que vaya de parto y oiga leer esta plegaria o la lleve encima librará felizmente al recién nacido.

Poniendo esta plegaria en el costado derecho quedará preservado de un gran número de accidentes.

Todo el que lleve esta plegaria encima será guardado de epilepsia y cuando en la calle vea a una persona atacada de dicha enfermedad, se pone esta plegaria en su costado derecho y quedará instantáneamente sano levantándose con alegría.

Aquel que ha escrito esta plegaria para él o para otros, lo bendecirá el Señor y el que burle o haga sarcasmo, hará penitencia, deberá hacerla.

Siempre que esta plegaria esté depositada o colocada en una casa, será libre de truenos y rayos. Y aquel que diariamente la lea será avisado por tres días y promovido por medio de un signo divino en la hora de la muerte que será la del reposo eterno.

 

 

LA DEVOCIÓN DE LOS MIL JESÚS

(Para rezarse el día 3 de Mayo o en cualquier día)

Jesús nos dice:

 

"Más cruel que el mayor de los tiranos es el demonio que procura subyugar el mayor número posible de almas, con astucia y engaños. El quiere tener un reino en el cual, sin ser visto, sea escuchado de buena gana y no por la fuerza, como sucede en su reinado de odio, de furor y de discordia"

 

Aquellas personas que vayan creciendo en santidad, Jesús les va a dar la oportunidad de poder darse cuenta cuando el sembrador de discordia se encuentra junto a ustedes. No se muestra pudiendo; sólo por orgullo y porque le conviene también permanece y actuar en lo oculto, pero se puede notar perfectamente su presencia, basta que Jesús les quiera dar ese regalo.

 

Al demonio se le derrota recibiendo los sacramentos, confesión y comunión con la mayor frecuencia posible y lo más importante, humildad, mucha humildad. El padre Fortea, conocido exorcista español, nos dice basta pronunciar la palabra "Jesús" y el demonio se aleja. Aquí les vamos a dejar la devoción de los mil Jesús, para que protejan sus hogares y sus familias, no se dice Jesús una vez, sino mil veces.

 

Cómo se rezan los mil Jesús

 

Esta devoción consiste en invocar el Nombre de Jesús mil veces para derrotar de las casas a las huestes del mal. Como testimonio del triunfo del bien sobre el mal se hace una cruz de madera o de ramos de olivo o utilizamos alguna que tengamos en casa.

 

El Nombre de Jesús significa Salvador. Éste viene del cielo. A San José se lo manifestó un ángel en sueños (cfr. Mateo 1, 21) y a la Santísima Virgen, el arcángel Gabriel en el momento de la Anunciación (cfr. Lucas 1, 31-33).

 

El poder de intervención y la majestad de este Nombre es milagroso, porque está sobre todo nombre y ante el cual se arrodilla todo ser, en los cielos, en la tierra y en los infiernos.

 

Para venerar este Nombre Sagrado, se hace un altar pequeño, con una cruz en el medio, dos velas, flores y un poco de agua bendita.

 

 Podemos rezar los mil Jesús de la siguiente manera:

 Nos persignamos. Por la señal de la Santa Cruz...

 En silencio pedimos la gracia que se quiere.

 

Rezamos el Acto de Contrición

 

Acto de Contrición:

Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a Ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado, hacer una buena, sincera y profunda confesión (sin omitir ningún pecado cometido) y comulgar con la mayor frecuencia posible. Señor, por los méritos de tu pasión y muerte, apiádate de mí, y dame tu gracia para nunca más volverte a ofender. Amén.

 

Rezar el Padrenuestro.

 

Al empezar la decena se dice:

“Santísima Cruz, mi abogada has de ser, en la vida y en la muerte me has de favorecer. Si a la hora de mi muerte el demonio me tentare, le diré: Satanás, Satanás, conmigo no contarás ni tendrás parte en mi alma, porque dije mil veces Jesús”.

 

Se pasan todas las cuentas del rosario diciendo Jesús, Jesús, Jesús... (50 veces) y cuando haya terminado de contar un rosario completo se dice un Gloria, un Padrenuestro y la oración final. Cuando se hayan contado los 20 rosarios, se terminan los mil Jesús.

 

Oración final:

Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos, que, por tu Santa Cruz, redimiste al mundo. Jesús, Jesús, Jesucristo. Jesús, mi Jesús por siempre. Jesús, Jesús en mi vida, Jesús, Jesús en mi muerte. Dulce Jesús, sé mi Jesús y sálvanos.

 

Oremos:

Oh, Dios, que, al recordar hoy el descubrimiento de la verdadera cruz, renovaste los milagros de tu pasión, concédenos que por el valor de aquel sagrado leño de vida alcancemos eficaz socorro y ayuda del cielo para la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

Bendición final con agua bendita:

El Señor esté con vosotros.

Respuesta: Y con tu Espíritu.

 

La bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Nota: El 3 de Mayo hace referencia al descubrimiento de la verdadera Cruz el año 326, pero como lo señalamos, esta devoción puede rezarse en cualquier momento. Es bueno decir que el demonio habita en aquellos hogares donde reina el pecado, por lo tanto hay que confesarse, ayunar y comulgar.

 

 

 

NUEVE SALUTACIONES A LA SANTA CRUZ

 

Puesto de rodillas en presencia de alguna Imagen de Cristo crucificado, o de la Santísima Cruz, habiéndote persignado, dirás:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

Te adoro Santa Cruz,

Puesta en el Monte Calvario,

En ti murió mi Jesús,

Para darme eterna luz,

Y librarme del pecado.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, que con tu saludable contacto santificaste el madero de la Cruz, para lavar con ella y con tu Sangre preciosa las manchas de mis pecados; me pesa de todo mi corazón de todos los que contra ti he cometido en mi vida; propongo una y mil veces la enmienda, y espero en tu piedad infinita me los has de perdonar, y me propongo la conversión a una vida de gracia.

 

PRIMERA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todos los nueve Coros de celestiales espíritus, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, haciendo de ti trono de Su Majestad Divina para remedio del mundo, crédito de sus milagros y reparo de aquella primera caída, por lo que seas alabada. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

SEGUNDA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todos los Santos Patriarcas, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, queriendo que fueses adorada por las gentes; y, lo que, es más, de la Reina de los Ángeles con aquella adoración que solo se debe a su Majestad Santísima, que sea alabada para siempre. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

TERCERA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todos los Santos Profetas, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, poniendo en ti el fundamento de la militante Iglesia, adornada de los siete Sacramentos, y demás misterios que en tu virtud veneramos, porque seas alabada en los siglos de los siglos. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

CUARTA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todos los Santos Apóstoles, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, haciendo que en tu virtud se conviertan tantas almas, así de obstinados pecadores, como de apóstatas y gentiles, que alumbrados de tu luz corrigen sus errores, confesando una Fe, un Bautismo, una Iglesia, una verdadera Ley y un Dios y Señor de todo, que sea adorado para siempre. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

QUINTA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todos los Santos Evangelistas, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, haciendo que en tu virtud se salve tanto sin número de almas, siendo tú la llave maestra que a todos les franqueas el Paraíso, para gozarse en la gloria, cantando a Dios alabanzas por toda la eternidad. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

SEXTA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todos los Santos Mártires, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, queriendo que en tu invención milagrosa se halle el más precioso tesoro que venera nuestra Fe, suscitando en él sus antiguas maravillas con destrucción de los ídolos, confusión de los gentiles y herejes, y crédito de su loable Providencia, que sea alabada para siempre. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

SÉPTIMA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todos los Santos Confesores, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, obrando en tu virtud admirable triunfo que en las Navas de Tolosa hizo cantar a los fieles la victoria con la vista rubicunda de tu Santísima imagen; y sobre todo por el triunfo que consiguió del demonio, quedando éste confundido y exaltada la Majestad verdadera, que sea ahora y siempre venerada en la Santísima Cruz. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

OCTAVA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todas las Santas Vírgenes, y muy en especial con la primera de ellas, y doy al Señor cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte permitiendo el que fueses restituida con gloriosa exaltación al mismo lugar en que antes te habías visto exaltada por el Autor de la vida, con el aplauso que hasta hoy hace venerarte como preciosa reliquia, llenando el mundo de admiración y milagros, para que así confesemos lo que debemos a Dios en la Santísima Cruz, que sea adorada para siempre. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

NOVENA SALUTACIÓN

Salúdote, Cruz Santísima, con todos los Justos de la tierra y Cortesanos del Cielo, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte proveyendo en tu virtud los muchos frutos que redundan a la Católica Iglesia, en la expulsión de los demonios, extirpación de las herejías, dilatación de la Fe, exaltación de su Santísimo Nombre y demás misterios que confesamos a honra y gloria de Jesús, que en la Cruz y con la Cruz sea alabado eternamente. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

ANTÍFONA: Oh Cruz Santísima, más resplandeciente que todos los astros y más Santa que los Santos; para el mundo célebre, para los hombres amable, que sola fuiste digna de contener en tu madero todo el rescate del mundo: Dulce Leño, dulces Clavos, dulces penas que, toleradas en ti por mi Señor Jesucristo, fueron el remedio nuestro: Salva a todos los cristianos, que en este día repiten tus alabanzas.

 

. Adorámoste, Cristo, y bendecímoste.

. Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mí que soy pecador.

 

ORACIÓN

Oh Cruz Santísima, noble entre todos los árboles frondosos, que hermoseas el Jardín ameno de la militante Iglesia: reino del Padre, Cetro del Hijo, sello del Espíritu Santo; honra y gloria del mismo Crucificado, crédito de las maravillas de Dios, esperanza de los cristianos, vida de los muertos, báculo de los débiles, guía de los ciegos, consuelo de los pobres, freno de los ricos, padre de los huérfanos, defensa de las viudas, descanso de los atribulados, luz de nuestras ignorancias, pregón de los Profetas, predicador de los Apóstoles, gloria de los Mártires, abstinencia de los Monjes, castidad de las Vírgenes, alegría de los Santos, júbilo de los Sacerdotes, seguridad de los Justos, fundamento de la Iglesia, fortaleza de los flacos, medicina de los enfermos, pan de los necesitados, fuente de los sedientos, abrigo de los desnudos, triunfo sobre el demonio, muerte del pecado, raíz y causa de todo bien; oliva frondosa, cedro escogido de Dios, palma encumbrada en el jardín de la Iglesia, ciprés excelso, trono sagrado del Omnipotente Rey, árbol de la vida, y fuente de la bienaventuranza: adórote, bendígote, alábote y doy a Dios muchas gracias, poniendo debajo de tus misteriosos brazos la necesidad presente..., con todas las de la Iglesia, para que por tu virtud se digne el Señor de remediarlas, si ha de ser para servirle, bien de mi alma, aumento de la virtud y crédito de ti misma, que es lo que yo más deseo; y sobre todo una acertada, feliz y dichosa muerte, y que por ti me reciba el que por ti se dignó de redimirme, que es mi Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

Tres salves a la Santísima Virgen de los Dolores, y la oración siguiente:

Soberana Emperatriz de los Cielos, que al pie de la Santísima Cruz padecisteis tan agudos dolores, y por dignación suprema quedaste constituida madre de todas las criaturas, dígnate, afligidísima Señora, de patrocinar mis peticiones, y socorrer las necesidades de mi alma, que yo te prometo no apartarme ya de la Cruz, y acompañarte siempre en tus dolores, sintiendo tantas penas como ingrato te causé con mis pecados; para que así consiga, con tu amparo, y por el Santo Madero de la Cruz, los frutos de la redención, que en ella obró tu Hijo Jesús. Amén.

 

ALABADO A LA SANTÍSIMA CRUZ

 

Alabado sea mil veces

El Santísimo madero

De la Cruz, en quien obró

Jesús el remedio nuestro.

Y la sagrada pasión

De Redentor tan Supremo,

Que, siendo Dios por esencia,

Murió por salvar su pueblo.

Y los agudos dolores

De la Reina de los cielos,

Que como piadosa Madre

Le acompañó en los tormentos.

 

Así sea por los siglos,

Y de los siglos eternos:

Para que así para siempre

La Santa Cruz adoremos.

 

Amén, oliva preciosa,

Amén, escogido cedro,

Amén, encumbrada palma,

Ciprés de la Iglesia excelso.

 

Amén, árbol de la vida,

Amén, hasta que en el cielo

Por toda la eternidad

Tus alabanzas cantemos.

 

 En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

 


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