NOVENA A DIOS ESPíRITU SANTO

 



El Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad, ocupa puesto preeminente en la espiritualidad neotestamentaria, en la oración litúrgica y en la piedad cristiana. El Espíritu Santo invisible infunde en el alma el don de la caridad, de la paz y de la simplicidad interior. De ahí que se le represente en forma de lengua de fuego y de sencilla paloma.

La devoción al Espíritu Santo arranca del Bautismo. En la gratuidad de gracia que recibimos nos hace "hijos" en el Hijo y "templos" en el Espíritu. Mantiene la sabiduría de las "cosas altas" en nosotros y el amor de Dios en la comunidad de creyentes. El don del Espíritu se nos hace pleno en la Confirmación. El Espíritu mantiene la sabiduría de las "cosas altas" en nosotros y el "amor de Dios" en la comunidad de los creyentes.

 

Rezar cada día de la novena:

Por la señal…

Credo…


Acto de contrición…

 

Acto  diario  de  consagración  al  Espíritu  Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza, y todo el amor de mi Corazón. Me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. ¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús.
Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.


Oración por  los  7  dones  del  Espíritu  Santo 

Oh, Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar sólo a las cosas que son eternas, el Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de tu divina verdad, el Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino más seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo, el Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo y sobrellevar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación, el Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y conocerme a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los santos, el Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable, y el Espíritu de Temor de Dios para que pueda ser lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo disgustarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu. Amén.

 

INVOCACION  INICIAL  (Himno)

Ven Espíritu Santo, envía tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.

Amén.

 

Día  Primero  (Se  pide  el  Don  de  Sabiduría)

El apóstol San Pedro en Romanos 8,16 dice “El Espíritu mismo te une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios”. El mismo espíritu acude también a ayudarnos en nuestra debilidad para poder orar, “pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos callados” (Romanos 8,26) por aquí podemos notar que nuestra debilidad es tan grande, que nos vemos en la necesidad de contar con la fuerza del Espíritu para orar, para hacer el bien y para desearlo.

 

Oración: Espíritu Santo, concédeme el Don de Sabiduría para que pueda pensar y juzgar rectamente de Dios y de las cosas divinas, que pueda saborearlas profundamente. Te suplico, Espíritu Santo, que este Don me lleve a despreciar todo lo que no sea de Dios, para pueda unirme y entregarme a Él. Haz que por este Don nazcan y crezcan en mí los frutos de la caridad, del gozo, de la paz y de la bondad. Llévame por el camino de la verdadera alegría, que trae paz al alma. Ciérrame la puerta de la falsa libertad, que tu gracia purifique siempre mis ojos para ver lo que es correcto y abra mis oídos para escuchar tus palabras y tu llamada. Llena mi corazón de tu amor y dirige mis pasos por el camino de la verdad amen.

 

Para  aprender  de  memoria: “Muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mi la fuerza de Cristo, por eso vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones y las dificultades sufridas por Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12,9-10).

 

Lectura  Bíblica

Gálatas 5,16.22-25

Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne. El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo. Aleluya, aleluya.

 

Preces

Bendigamos a Dios Padre, que con tanta generosidad ha derramado los dones del Espíritu sobre todos los pueblos, y pidiéndole que no cese nunca de derramar su gracia sobre el mundo digamos:

Que  la  gracia  del  Espíritu  Santo  abunde,  Señor,  en el mundo.

v Señor, que nos has dado a tu Elegido corno luz de los pueblos, abre los ojos de los ciegos y libra de toda esclavitud a los que viven en tinieblas.

v Tú, que ungiste a Cristo con la fuerza del Espíritu Santo para que realizara la salvación de los hombres, haz que sintamos cómo pasa de nuevo por el mundo haciendo el bien y curando a todos.

v Envía tu Espíritu, luz de los corazones, para que confirme en la fe a los que viven en medio de incertidumbres y dudas.

v Envía tu Espíritu, solaz en el trabajo, para que reconforte a los que se sienten fatigados y desanimados.

v Realiza la esperanza de los que ya han muerto y haz que cuando venga el Señor obtengan una resurrección gloriosa.

 

Oración: ¡Oh Dios, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino!, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.

 

 

Día  Segundo  (Se  Pide   Don  De  Entendimiento)

El mismo espíritu intercede por nosotros con gemidos callados, Jesús al curar a un sordomudo, miro el cielo y suspiro, ese suspiro expresaba la reacción de Jesús frente a la experiencia d la miseria del hombre y su petición eficaz ante el padre, otro día los fariseos le piden una señal del cielo, Jesús dio un profundo suspiro que fue una profunda emoción ante la dureza de aquellos corazones. El gemido es señal de quienes tienen el Espíritu, existe un gemido sin palabras, es el silencio del Espíritu que está llenando el alma. Estos gemidos de miseria, de dolor, de deseos, de gozo, de amor o jubilo, son siempre efecto del espíritu Santo que mora en nosotros y nos capacita para hacer una oración profunda desde el centro de nuestro ser.

 

Oración: Espíritu santo que habitas en lo más profundo de mi ser y desde ahí das gemidos callados, para aliviar las miserias y para llenarnos de tu poder y de tu gozo, concédeme el Don de Entendimiento para mi inteligencia bajo tu acción iluminadora pueda penetrar fácilmente en las verdaderas reveladas y pueda orientarse hacia la verdad, en medio de tantos errores, como nos rodean y nos amenazan por todas partes amen.

 

Para  aprender  de  memoria: “entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo” (Hecho. 8,17). Esto sucedió en Samaria, Pedro y Juan oraron por un grupo de hombres y mujeres para que recibieran el Espíritu Santo, luego les impusieron las manos y aquellos recibieron el Espíritu Santo.

 

Lectura  Bíblica

Hechos 5, 30-32

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo.  Aleluya, aleluya.

 

Preces

Oremos a Dios Padre, a quien pertenece el honor y la gloria por los siglos de los siglos, y pidiéndole nos conceda ir creciendo en la esperanza por la acción del Espíritu Santo, digámosle:

Ven,  Señor,  en nuestra  ayuda  y  sálvanos.

v Padre todopoderoso, envíanos tu Espíritu, que interceda por nosotros, porque nosotros no sabernos pedir lo que nos conviene.

v Envíanos tu Espíritu, luz esplendorosa, y haz que penetre hasta lo más íntimo de nuestro ser.

v No nos abandones, Señor, en el abismo en que nos sumerge nuestro pecado, porque somos obra de tus manos.

v Concédenos comprensión para acoger a los débiles y frágiles en la te, no con impaciencia y resentimiento, sino con auténtica caridad.

 

Oración: Dios todopoderoso, brille sobre nosotros el esplendor de tu gloria, y que el Espíritu Santo, luz de tu luz, fortalezca los corazones de los regenerados por tu gracia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.  

 

 

Día  Tercero  (Se  Pide   Don  de  Ciencias)

Cuando hay que soportar muchas afrentas por Cristo o hay que verse deshonrado.. se oye de repente la voz del Espíritu Santo que nos anima diciendo, aguanta ahora los sufrimientos por el Señor, para que luego puedas decir “no son comparables los dolores en este mundo con la gloria que nos espera en el cielo” (Rom. 8,18). Hay jóvenes ricas a punto de casarse que renunciaron a todo por Cristo, hay muchachos que saben renunciar a toda hermosura y provocación para abrazar la humildad y la pobreza religiosa, todo debido a la fuerza interior del espíritu Santo.

   

Oración: Espíritu Santo, Espíritu de Ciencia, infunde en mi alma el Don de Ciencia, por el cual mi mente, iluminada con tu luz poderosa, pueda juzgar rectamente de las cosas de este mundo, en cuanto tiene relación con la gracia santificante. Que yo pueda conocer las cosas que me llevan al pecado, para apartarme de ella y que así mismo, pueda reconocer las cosas que me llevan al bien, para poder practicarlas. Concédeme Espíritu Santo esa ciencia de las santos y el gusto espiritual al tratar con las cosas sencillas y ordinarias que me rodean amen.

   

Para  aprender  de  memoria: “¿o no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? Habéis sido bien comprados Glorificad, por tanto a Dios en vuestro cuerpo” (1Cor 6,19-20).

 

Lectura  Bíblica

1 Corintios 6,19-20

¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? El habla en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo. Aleluya, aleluya.

 

Preces

Glorifiquemos a Cristo, bendito por los siglos, y pidiéndole que envíe al Espíritu Santo a los que ha redimido con su muerte y resurrección, digamos:

Salva,  Señor,  a  los  que  has  redimido.

v Envía a la Iglesia el Espíritu de la unidad,  para que desaparezcan todas las disensiones, odios y divisiones.

v Tú, que libraste a los hombres del dominio de Satanás, libra también al mundo de los males que le afligen.

v Tú, que, dócil al Espíritu, diste cumplimiento a tu misión, haz que los sacerdotes hallen en la oración la fuerza y la luz del Espíritu, para ser fieles a su ministerio.

v Que tu Espíritu guíe a los gobernantes, para que busquen y realicen el bien común.

v Tú, que vives en la gloria del Padre, acoge a los difuntos en tu reino.

 

Oración: Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.

 

 

Día  Cuarto  (Se  pide   Don  de  Consejo)

El famoso cardenal Mercier daba a un amigo estas instrucciones espirituales: ”Quisiera revelarte un secreto de santidad y alegría. Por tu imaginación en reposo cinco minutos cada día, cierra tus ojos a todas las cosas visibles y tus oídos a todos los ruidos del mundo, mantente en comunicación contigo mismo, y allí en el santuario de tu alma bautizada, que es el templo del espíritu santo, háblale de esta manera “Espíritu Santo, alma de mi alma, yo te adoro, ilumíname, fortaléceme, consuélame, dime lo que debo hacer, dame tus ordenes quiero cumplir en todo tus deseos y aceptar cuanto pueda sucederme si tú lo permites. Enséñame únicamente a conocer tu voluntad” esta dedicación al Espíritu Santo es el secreto de la santidad.

   

Oración: Espíritu Santo, concédeme el Don de Consejo, para que por su inspiración juzgue con rectitud, de los que conviene hacer en los casos particulares que se me presenten y que todo sea para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Señor  a veces no me basta tener la virtud de la prudencia para que ilumine mi mente, concédeme el Don de Concejo para que me mueva y me guie de modo divino, con una luz superior a toda la ciencia humana. Líbrame de tener una conciencia llena de ilusiones falsas, haz que yo pueda resolver con acierto, los problemas difíciles de mi vida e inspírame los medios convenientes para ayudar a los demás amen

  

Para  aprender  de  memoria: “El fruto del Espíritu Santo es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí, contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5, 22-23). (El creyente, unido con Cristo, ya no tiene ley exterior sino que cumple la ley del espíritu).

 

Lectura  Bíblica

Romanos 8,10-11

Si Cristo está con vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu, que habita en vosotros.

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo, Aleluya, aleluya.

 

Preces

Bendigamos a Cristo, el Señor, por quien tenemos acceso al Padre en el Espíritu Santo, y supliquémosle diciendo:

Escúchanos,  Señor  Jesús.

v Envía tu Espíritu, huésped deseado de las almas, y haz que nunca le causemos penas.

v Tú, que resucitaste de entre los muertos y estás sentado a la derecha de Dios, intercede siempre por, nosotros ante el Padre.

v Haz que el Espíritu nos mantenga unidos a ti, para que ni la tribulación, ni la persecución, ni los peligros nos separen nunca de tu amor.

v Enséñanos a acogernos mutuamente, como Tú nos acogiste para gloria de Dios.

 

Oración: Padre lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, dedicarse plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.

 

 

Día  Quinto  (Se  Pide   Don  de  Fortaleza)

Jesús nos enseñó “Cuando venga el Espíritu de la verdad, él os guiara hacia la verdad completa.. E l me dará gloria porque recibirá de lo mío y  os lo anunciara a vosotros (Jn. 16,13) Jesucristo, con su presencia en nosotros, nos capacita para que podamos vivir su vida sobrenatural, él nos hace sus discípulos y pescadores de hombres, para dar frutos. Si no damos frutos es que no estamos llenos del  Espíritu Santo, aunque seamos catequistas, doctores en religión, músicos de iglesia, etc. Cuando estamos llenos del Espíritu Santo somos como un barco velero llevado velozmente por el viento hacia el punto de llegada. Si no estamos llenos del Espíritu Santo, somos como un barco de remos, que lucha contra el viento para llegar al puerto, es pesado, trabajoso y casi inútil.

 

Oración: Espíritu Santo te pido el Don de Fortaleza, para que mi espíritu pueda practicar todas las virtudes en grado heroico, con la plena confianza de que he de superar las mayores dificultades y peligros, que se me presenten en la vida. Dame valor para soportar los trabajos y las penas de cada día, apoyado más en tu pode que en mis propias facultades. No permitas que me engañe a mí mismo, ni que me deje llevar de la vanagloria, dame el heroísmo de hacer bien las cosas pequeñas a imitación de la virgen María.

 

Para  aprender  de  memoria: “En El (en Cristo) también vosotros, tras haber oído la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación y creído también en El, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es prenda de nuestra herencia para redención del pueblo de su posesión para alabanza de su gloria” (Ef 1,13-14).

 

Lectura  Bíblica

Romanos 8, 26-27

El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu y que su intercesión por los santos es según Dios.

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo. Aleluya, aleluya.

 

Preces

Glorifiquemos a Cristo, el Señor, que nos prometió enviar el Espíritu Santo, que procede del Padre, y supliquémosle diciendo:

Señor  Jesucristo,  danos  tu  Espíritu.

v Que tu palabra, ¡oh Cristo!, habite con toda riqueza en nosotros, para que te demos gracias con salmos, himnos y cánticos inspirados por el Espíritu.

v Tú, que por medio del Espíritu nos hiciste hijos de Dios, haz que, unidos a ti, invoquemos siempre al Padre por medio del Espíritu.

v Haz que obremos guiados por tu sabiduría, y que realicemos nuestras acciones a gloria de Dios.

v Tú, que eres compasivo y misericordioso, concédenos estar en paz con todo el mundo.

 

Oración: Te pedimos, Dios de poder y misericordia, que envíes tu Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos de su gloria. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.

 

 

Día  Sexto  (Se  Pide   Don  de  Piedad)

El Don de piedad es necesario para pedir hasta la perfección la virtud de la religión,  la cual nos inclina a dar a Dios el culto que le es debido, nos hace ver en Dios a un padre amoroso, que nos ama con infinita ternura. Las cosas del servicio de Dios como el culto, la oración, el sacrificio etc... bajo el impulso del Don se cumple sin esfuerzo, con delicada perfección, en el trato de los hombres ese don nos pone el sentimiento de que todos somos hermanos e hijos del mismo padre, que nos mueve a practicar la justicia y la caridad. La creación entera y las cosas por mínimas que sean, les hablan del padre y de su infinita ternura. Descubren y viven aquellas palabras de san Pablo “No habéis recibido el espíritu de  esclavitud para caer de nuevo en el temor, sino que habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar “Abba padre” (Romanos 8,15).

 

Oración: Espíritu Santo, por ti el padre nos da el amor y te envía a ti para que hagas morada en lo más profundo de mi corazón. Tú eres el que me infundes el Don de piedad para que pueda sentir y vivir esa hermosa verdad, Dios es mi Padre, concédeme la gracia de amar y saborear todo lo que se refiere a este padre amoroso. Que yo viva como un hijo pequeñito, protegido por su cariño y su amor y que sepa agradecerle y amarle con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente, con toda mis fuerzas y con todo mi ser, hazme sentir que todos los hombres son hermanos míos y que todas las cosas son regalos que me llegan desde el cielo. Amén.

 

Para  Aprender  de  Memoria: “No os embriaguéis con vino, que es causa de libertinaje, llenaos más bien del Espíritu recitad entre nosotros salmos, himnos y canticos inspirados, cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor dando gracias continuamente y por todo a Dios padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 2,18-20).

 

Lectura  Bíblica

Romanos 8,14-17

Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar" ¡Abbá! (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio de que somos hijos de Dios y si somos hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo.  Aleluya, aleluya.

 

Preces

Unámonos en la alabanza y la oración a todos los que han sido justificados por el Espíritu de Dios, y digámosle:

Que  tu  Espíritu,  Señor,  venga  en  nuestra  ayuda.

v  Señor Jesús, haz que nos dejemos guiar durante todo el día por el Espíritu Santo y que siempre nos comportemos corno hijos de Dios.

v Intercede, Señor, por medio del Espíritu Santo, ante el Padre para que seamos dignos de alcanzar tus promesas.

vConvierte en generosidad nuestro egoísmo, para que nuestro gozo esté más en dar que en recibir.

v Danos, Señor, el sentido de Dios, para que, ayudados por tu Espíritu, crezcamos en el conocimiento de ti y del Padre.

 

Oración: ¡Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu iglesia extendida por todas las naciones! derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el Corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.

 

 

Día  Séptimo   (Se  Pide  Don  de  Temor  de  Dios)

El temor considera la gran diferencia que hay entre la santidad divina y la fragilidad humana, a nada debemos tener temor, sino al pecado que nos quita la amistad con Dios, nos dice el señor “No tengáis miedo a los que matan al cuerpo pero no pueden matar el alma, temed más bien al que puede enviar el alma y el cuerpo al infierno” (Mt. 10, 26-28). El temor a Dios debe ser temor filial, que es el temor de ofender a Dios por ser el tan bueno. El Don de sabiduría y entendimiento le descubren la grandeza de Dios y el significado del pecado, el Don de consejo le mantiene en la admiración de Dios, el de fortaleza le mantiene en la lucha contra el mal.

Oración: Espíritu Santo concédeme el Don de temor  de Dios, para que bajo su influencia y poder consiga una gran docilidad reverencial a la voluntad divina, haz que este temor a la justicia de Dios sea en mi  un temor reverencial, como el que tiene hijos a sus padres, que tenga miedo de ofenderle, tu sabes bien, Espíritu Santo que yo necesito este Don para ser profundamente humilde, puro y modesto ante la grandeza de Dios padre y ante la debilidad de mis propias fuerzas, para practicar el bien. Pon en mi corazón un gran horror al pecado y una diligente vigilancia para evitar hasta las más mínimas ocasiones de ofender al señor. Amén.

 

Para  aprender  de  memoria: “Pero yo os digo la verdad os conviene que yo me vaya porque si no me voy, no vendrá a vosotros el paráclito pero si me voy os lo enviare” (Juan 16,7).

 

Lectura  Bíblica

1 Corintios 2, 9-10

Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que le aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu, y el Espíritu todo lo penetra, hasta la profundidad de Dios.

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo. Aleluya, aleluya.

 

Preces

Bendigamos a Cristo, que nos prometió enviar el Espíritu Santo, que procede del Padre, y supliquémosle diciendo:

Señor,  danos  tu  Espíritu.

v Te damos gracias, Señor Jesús, y por medio de ti bendecimos también al Padre en el Espíritu Santo y te pedirnos que hoy todas nuestras palabras y obras sean según tu voluntad.

v Concédenos vivir de tu Espíritu para ser de verdad miembros vivos de tu cuerpo.

v Haz que no juzguemos ni menospreciemos a ninguno de nuestros hermanos, pues todos tenemos que comparecer para ser juzgados ante tu tribunal.

v Cólmanos de alegría y paz en nuestra fe, hasta que rebosemos de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.

 

Oración: Derrama, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.

 

 

Día  Octavo  (Se  Pide   Plenitud  de  los  Dones)

Las personas llenas de los dones del Espíritu Santo no se angustian ante las cosas, sino que viven esta enseñanza de  su maestro; el Padre tiene más cuidado de vosotros que de los lirios o las aves del campo, su oración es cada vez más sencilla, más silenciosa, más profunda y más prolongada, ni la enfermedad, ni la calumnia. Nada ni nadie las detendrá en su marcha hacia Dios. Su confianza en el Señor esta crecida y pueden decir con el salmo: como el siervo sediento corre en busca de agua frescas así mi alma te busca a ti, Dios mío. Conducidas por los impulsos de los dones, a veces parecerán locas a los ojos de mundo, pero ellas son llevadas por la búsqueda de Dios. “Bienaventurados seréis cuando os injuries y persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa; “Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos” (Mateo. 5,11-12).

   

Oración: Espíritu Santo haz que tu gracia crezca dentro de mí, dando vida a todos los actos que realice. Lléname de tus siete dones para que siempre pueda triunfar  de mis enemigos espirituales: los vicios y pecados. Hazme dócil y obediente a tu iglesia y súbdito sumiso al Papa. Toma posesión de todo mi ser y santifícame en todas las ocasiones de mi diario vivir. Dirige los movimientos de mi alma y de mi cuerpo para agradarte con una vida pura. Tú que eres fuego consumidor quema en mi todo lo que sea desagradable a tus ojos y enciende en mi corazón el fuego que el mismo Jesucristo vino a traer a la tierra amen.

 

Para  aprender  de  memoria:” De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que lleno toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del espíritu santo” (Hechos 2, 2-3)

 

Lectura  Bíblica

Hechos 5, 30-32

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya

R. Os lo enseñará todo.  Aleluya, aleluya.

 

Preces

Glorifiquemos a Cristo, que ha subido al cielo para enviar el Espíritu Santo sobre sus apóstoles, y digámosle suplicantes:

Envíanos,  Señor,  tu  Espíritu.

v Señor Jesucristo, que has sido glorificado a la derecha del Padre, envíanos el Espíritu prometido, para que nos veamos, revestidos de su fortaleza.

v Tú, que quieres que tus discípulos sean prudentes como la serpiente y sencillos corno la paloma, enséñanos, por tu Espíritu, la verdadera prudencia y sencillez.

v Tú, que estás sentado a la derecha del Padre, intercede por nosotros como nuestro sacerdote, y ora en nosotros como nuestra Cabeza.

v Concédenos que por nuestras tribulaciones compartamos tus sufrimientos, para que podamos compartir también tu gloria.

 

Oración: Tu Hijo, Señor, después de subir al cielo, envió sobre los apóstoles el Espíritu Santo, que había prometido, para que penetraran en los misterios del reino; te pedimos que repartas también entre nosotros los dones de este mismo Espíritu. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.

 

 

Día  Noveno  (Se  Piden  Gracias  de  Pentecostés)

El Espíritu Santo realiza tres grandes cambios, primero: llega a la mente y la llena de luz para comprender las cosas espirituales. Los apóstoles eran personas ignorantes y cuando recibieron el Espíritu Santo se volvieron tan instruidos, que todas las gentes se admiraban al oírlos hablar. Segundo: los apóstoles eran duros de corazón, aspiraban a los primeros puestos, querían traer fuego del cielo para acabar con los desobedientes pero al recibir el espíritu santo ya no piensan en su egoísmo sino que quieren el bien para los demás. Tercero: los apóstoles eran cobardes todos huyeron del señor y uno lo negó tres veces pero recibieron el espíritu santo y se les quito el miedo. Ya no temían ni a las persecuciones, ni a la cárcel, ni a los azotes, ni a la muerte. Quien cree en el poder del espíritu santo saldrá victorioso en medio de los sufrimientos.

   

Oración: ven Espíritu Santo como viniste el día de pentecostés llena mi mente de tu luz para que me orientes en la vida, libra mi corazón del egoísmo para que practique la caridad, pon la valentía en todo mi ser para que defienda y confiese mi  fe, en medio de las dificultades. Derrámate sobre tu iglesia, sobre los que están unidos por la fe, sobre los sacerdotes, religiosos y laicos sobre los ancianos y los jóvenes, haz que todos llevados por el fuego de tu amor formemos una comunidad que arda en deseos de hacer el bien, y tú, virgen María madre de Dios y madre nuestra, la persona más dócil al Espíritu Santo intercede por nosotros ante ese mismo espíritu.

 

Para  Aprender  De  Memoria: “hay diversidad de carismas pero el Espíritu (santo) es el mismo: hay diversidad de ministerios, pero el señor es el mismo, hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que obra todo en todos” (1 Corintios 12,4-6)

 

Lectura Bíblica

Romanos  8,1 1

Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu, que habita en vosotros.

 

V. El Espíritu Consolador. Aleluya, aleluya.

R. Os lo enseñará todo. Aleluya, aleluya.

 

Preces

Celebremos la gloria de Dios, quien, al llegar a su término, en Pentecostés, los cincuenta días de Pascua, llenó a los apóstoles del Espíritu Santo, y, con ánimo gozoso y confiado, supliquémosle diciendo:

Envía  tu  Espíritu,  Señor,  y  renueva  el  mundo.

v Tú, que al comienzo de los tiempos creaste el cielo y la tierra y al llegar la etapa final de la historia quisiste que Cristo fuera cabeza de toda la creación, por tu Espíritu renueva la faz de la tierra y conduce a los hombres a la salvación.

v Tú, que soplaste el aliento de vida en el rostro de Adán, envía tu Espíritu a la Iglesia, para que, vivificada y rejuvenecida, comunique tu vida al mundo.

v Ilumina a todos los hombres con la luz de u Espíritu y disipa las tinieblas de nuestro mundo, para que el odio se convierta en amor, el sufrimiento en gozo y la guerra en paz.

v Fecunda el mundo con tu Espíritu, agua viva que mana de Cristo, para que la tierra entera se vea libre de todo mal.

v Tú, que obra del Espíritu Santo conduces sin cesar a los hombres a la vida eterna, dígnate llevar, por este mismo Espíritu, a los difuntos al gozo eterno de tu presencia.

 

Oración: Dios todopoderoso y eterno, que has querido que la celebración de la Pascua durase simbólicamente cincuenta días y acabase con el día de Pentecostés, te pedirnos que los pueblos divididos por el odio y el pecado se congreguen por medio de tu Espíritu y que las diversas lenguas encuentren su unidad en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Un Padrenuestro, Un Avemaría, Un Gloria.

 

 

ORACIÓN  PARA  PEDIR  LOS  FRUTOS  DEL  ESPÍRITU SANTO

Espíritu de Caridad, haznos amar a Dios y a nuestros semejantes como Tú quieres que los amemos.


Espíritu de Gozo, otórganos la santa alegría, propia de los que viven en tu gracia.

 

Espíritu de Paz, concédenos tu paz, aquella paz que el mundo no puede dar.


Espíritu de Paciencia, enséñanos a sobrellevar las adversidades de la vida sin indagar el porqué de ellas y sin quejarnos.

Espíritu de Benignidad, haz que juzguemos y tratemos a todos con benevolencia sincera y rostro sonriente, reflejo de tu infinita suavidad.

Espíritu de Bondad, concédenos el desvivirnos por los demás, y derramar a manos llenas, cuantas obras buenas nos inspires.

Espíritu de Longanimidad, enséñanos a soportar las molestias y flaquezas de los demás, como deseamos soporten las nuestras.

Espíritu de Mansedumbre, haznos mansos y humildes de corazón, a ejemplo del Divino Corazón de Jesús, obra maestra de la creación.


Espíritu de Fe, otórganos el no vacilar en nuestra fe, y vivir siempre de acuerdo con las enseñanzas de Cristo, e iluminados por tus santas inspiraciones.


Espíritu de Modestia, enséñanos a ser recatados con nosotros mismos, a fin de no servir nunca de tentación a los demás.

Espíritu de Continencia, haznos puros y limpios en nuestra vida interior, y enérgicos en rechazar cuanto pudiera manchar el vestido blanco de la gracia.


Espíritu de Castidad, concédenos la victoria sobre nosotros mismos; haznos prudentes y castos; sobrios y mortificados; perseverantes en la oración y amantes de Ti, oh Dios del Amor hermoso. Así sea.

 

 

Oración   final  para  todos  los  días

Oh Dios, que has unido las naciones en la confesión de tu nombre, concédenos que los que han renacido por el agua del bautismo, tengan la misma fe en sus corazones y la misma piedad en sus acciones.

Oh Dios, que enviaste el Espíritu Santo a los apóstoles, oye las oraciones de tus fieles para que gocen de la verdadera paz, quienes por tu gracia, han recibido el don de la verdadera fe. Te suplicamos, oh Dios, que tu Santo Espíritu encienda en nuestros corazones esa llama que Cristo trajo a la tierra y deseó ardientemente fuera encendida.

Inflama, oh Señor, nuestros corazones con el fuego del Espíritu Santo, para que te sirvamos castos de cuerpo y limpios de corazón. Enriquece, Señor, nuestros corazones derramando con plenitud tu Santo Espíritu por cuya sabiduría fuimos creados y por cuya providencia somos gobernados.

Te suplicamos, oh Dios Todopoderoso y Eterno, que tu Santo Espíritu nos defienda y habite en nuestras almas, para que al fin, seamos los templos de su gloria.

Te pedimos, Señor, que según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

 

 


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